Aunque han tardado, los bancos han empezado a utilizar las nuevas tecnologías para captar a los jóvenes. Ya disponen de aplicaciones móviles y de sistemas on line para pagar, pedir financiación o gestionar las finanzas personales. Esta adaptación responde a dos motivos básicos: ahorrar dinero en personal y seducir a los millennials, una generación que no acaba de fiarse de las entidades financieras tradicionales. Para ganárselos, como se explica a continuación, la banca ha adecuado algunos de sus servicios a las exigencias de los jóvenes, como ofrecer la posibilidad de contratar préstamos por Internet o a través del smartphone sin casi tener que aportar documentación.
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