El 80% de los españoles ha cambiado de entidad, la mitad en los últimos cinco años y la digitalización ha elevado la exigencia del cliente.
La sucursal bancaria cercana a casa, en la que se conoce por su nombre de pila al director y se le confían los ahorros e inversiones a lo largo de toda la vida es cada vez más una práctica en desuso. El cliente ha perdido el miedo al cambio y busca el beneficio de la forma más rápida y eficaz de la mano de las nuevas tecnologías. Todo un reto para el sector, que además de lidiar con los cambios regulatorios, las fusiones y la pérdida de reputación derivada de la crisis se ven obligados a ofrecer innovaciones que respondan a las nuevas necesidades de la clientela e incluso adelantarse a sus expectativas.
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