¿A quién no le han ofrecido alguna vez un regalo a cambio de domiciliar la nómina en un banco? Si nos descuidamos, podemos salir de una sucursal con una vajilla, un televisor y un cheque de 100 euros bajo el brazo. Pero ¿a cambio de qué? Las entidades llevan décadas usando la táctica de los regalos para seducir a nuevos clientes, pero, a cambio, el cliente debe aceptar una serie de condiciones de las que no siempre es consciente, como los compromisos de permanencia, y hacer frente a una serie de gastos con los que no contaba. En este artículo contamos los requisitos y gastos más comunes para analizar si merece la pena, o no, aceptar estos presentes de los bancos.
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