A menudo el cliente de un banco puede quedarse, voluntaria o involuntariamente, en números rojos. Basta con un gasto o un recibo inesperado que deje el saldo de una cuenta por debajo de cero. La cuestión es que si se ha gastado más dinero del disponible en una cuenta corriente o se ha excedido el límite de una tarjeta de crédito, se produce el conocido como descubierto. Es decir, que desde ese momento se debe dinero al banco.
El descubierto tácito se entiende como un préstamo que la entidad financiera ha hecho al titular de la cuenta al adelantarle fondos. Y no sale gratis. Al contrario. Por este anticipo, las entidades cobran comisiones e intereses que irremediablemente elevan el total del dinero a devolver. Estas penalizaciones están libremente fijadas y, aunque existen límites legales, como mínimo toca pagar unos 45 euros.
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