La economía está llena de paradojas que nos llevan a razonamientos circulares que parecen no tener salida. Una de ellas es la paradoja del ahorro. En una situación de crisis, aumentar el ahorro puede ser una decisión racional y necesaria para una persona. Pero si todos los agentes económicos aumentan a la vez su ahorro la renta cae, con lo que la situación de todos empeora. Cuando en el año 2008 estalla la crisis financiera global los hogares españoles reaccionaron con una súbita contracción del consumo y correspondiente aumento de la tasa de ahorro. En esa primera fase de la recesión la renta disponible aguantó relativamente bien, por lo que casi toda la caída del consumo se debió al aumento de la tasa de ahorro que pasó del 10% al 18% de la renta disponible. A partir de 2010 la renta disponible entra en una senda descendente mientras los hogares mantienen más o menos el mismo nivel de consumo (en términos nominales) a costa de ir reduciendo la tasa de ahorro hasta los niveles previos a la crisis.
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