La inversión en los mercados de capitales lleva anexo un complicado proceso emocional no exento de dudas razonables para sus partícipes, a excepción de las personas que por su formación o experiencia hayan llegado al nivel óptimo inversor para saber por qué están invirtiendo, cuáles son sus objetivos dinerarios y ante todo, qué riesgos financieros están dispuestos a asumir para lograrlos.
En la inversión entra de pleno la actitud psicológica del individuo ante la posibilidad de ganar dinero en los mercados y su preparación emocional para saber soportar las volatilidades de precios, las mini-crisis periódicas e incluso, los fuertes movimientos especulativos que suelen realizar “las manos fuertes del mercado”, a la hora de forzar la ruptura de soportes o resistencias en los precios. Como solemos recordar en esta sección de Consejos de Bolsa especialmente dirigida para pequeños y medianos inversores, existen personas con un perfil psicológico determinado que desean que otros se encarguen de sus inversiones (gestores) para su mayor tranquilidad y por el contrario, muchos otros que aprovechando las herramientas de análisis e información disponibles en la actualidad prefieren operar en los mercados de forma directa y personal.
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