El triunfo y la derrota son hermanos siameses que solo pueden explicarse en su íntima coexistencia. Por lo tanto el “miedo a perder” puede igualmente ser entendido como el “miedo a ganar”, porque todo aquel que quiere alcanzar la victoria implícitamente reconoce la existencia y la probabilidad de la derrota; y si se pone en acción es básicamente producto de que su amor por la victoria es superior a su temor por la derrota.
Entre los motivos más importantes de tribulación que tienen las personas se encuentra el poderoso “temor a perder“. Este es un factor recurrente como causa de parálisis para enfrentar tanto las oportunidades como las adversidades que presenta la vida. No son pocas las personas que tienen una existencia limitada y mediocre solamente por el miedo que les representa hacer cualquier cosa que involucre riesgo de perder algo.
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